jueves, 3 de febrero de 2011

Capítulo VII

                Utiliza nuestro poder, Kahina.

         Después de ver a sus hijos por última vez, Inaya recorrió otro pasillo y entró en su habitación. << Había tenido mucha serte, el Príncipe Hakem no se encontraba allí, seguramente estaría con su gran concubina Miu, y con la que tantas y tantas veces compartí lecho, junto con mi esposo >>
         Se dirigió hacia la cama de matrimonio que tan malos recuerdos la evocaba, con mucho esfuerzo la desplazo hacia un lado, bajo esta se encontraba un sueldo baldosado.  Dibujos geométricos decoraban aquellas losas del suelo, excepto una, esa que Inaya, una mañana de verano descubrió, y se adentro en el interior de Egipto. Con cuidado levanta la baldosa y baja por el estrecho y angosto agujero.

Mientras tanto, en el campo de los amados…
Kahina estaba sentada en la fría hierva bañada por el suave roció de madrugada, con gran nerviosismo arrancaba grandes puñados de hierba del suelo, para después lanzarlos al aire y lentamente decir unas dóciles palabras.
Aere meum Deus meus, vocem meam vitae meae
(Mi aire mi dios, mi vida mi voz.)
         Lentamente las briznas de hierba se fueron elevando acompasada mente, primero a la derecha luego a la izquierda, dieron una vuelta y siguieron con su juego, parecían una par de hadillas traviesas revoloteando de aquí para allá.
         Unos metros más allá donde Kahina se encontraba, un ser en sombra apareció tras los setos salvajes. Vestía ropajes negros que le cubrían todo el cuerpo, y solo le dejaban ver unos intensos ojos dorados, sus manos acabadas en unas largas uñas se tensaban alrededor de dos artilugios que refulgían odio.
         Automáticamente los pequeños trozos de hierba pararon de revolotear para acabar cayendo contra la orilla del Nilo.
         -Por fin os he encontrado- dijo el hombre tras la oscura tela, mirando fijamente a los trozos de hierba camuflados tras miles de brotes similares. La imagen de la hierba con dos pequeñas flores blancas y puras, se reflejaban en los ojos vacios y sin vida de aquel ser.
        

4 comentarios:

  1. Hola lindo tenia dias de no venir, no porque no quisiera sino porque no se ha hecho porsible.

    como siempre alimentandome de tus bellas historias.

    hermoso ...

    besitos

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  2. Hola Nino bello, veo que no haz posteado nada,, pero me detuve a leer de nuevo.. y con ansias que puedas escribir mas.

    espero que estes bien , ya que hace tiempo nose nada de ti.

    cuidate mucho.. te dejo un abrazo inmenso lleno de suenos...

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  3. Quién es?

    me pones tensaaaaaaaaaa
    con el alma en un hilo...
    espero no tardes más en escribir el siguiente capítulo.

    Un besote

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  4. Hola, me ha encantado tu blog, y me he hecho seguidor. He visto que te gusta leer y también Egipto. Me permito recomendarte mi nueva novela, siceramente creo que te gustará.
    La puedes encontrar en mi blog "La costilla del faraón". Muchas gracias, un saludo

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