miércoles, 30 de marzo de 2011

Capítulo IX

La joven del Fuego.

         Kahina encontró a Inaya revolviéndose en el suelo del dolor mientras las llamas que se habían apoderado de su cuerpo se consumían muy lentamente. Extendió las manos hacia la herida y sin rozarla, Kahina fue lentamente insuflando vida a las células de Inaya que rápidamente se fueron regenerando. Las consecuencias de utilizar ese gran poder que le  habían concedido, fue haciendo mella en su alma y en su cuerpo. Un sudor frío recorrió el cuello y la frente de la muchacha, mientras su amiga, ya sin llamas en su cuerpo, mientras que su cuerpo en carne viva se iba curando.
         Demasiado para una joven, Kahina se derrumbo al lado de Inaya, su fuerza mágica había desaparecido casi por completo, e Inaya aun no estaba curada, en su cuerpo de diosa había quedado una parte del brazo derecho con una gran cicatriz.
         El ruido de pisadas cercanas despertó a Kahina. La joven aun exhausta se incorporo y se alzo por encima de los setos que las tapaban de las miradas enemigas. Eran generales de Faraón, ya le habrían descubierto, y tal vez a esa hora ya hubieran matado también a los hijos de Inaya. ¿Qué hora es?, se preguntó Kahina, y alzo la mirada al cielo, el sol se encontraba encima de ellas. ¿Cuánto habrían dormido?
         -Inaya, despierta por favor, tenemos que partir, despierta- Kahina toco el brazo a Inaya y esta se encogió de dolor pero no abrió los ojos en ningún momento.
         La joven preocupada giro la cabeza para mirar si había enemigos a la vista. La muchacha soltó un grito que advirtió a todos los soldados de su presencia, una cobra negra la estaba mirando fijamente.
         Sin previo aviso el sol desaparece, extrañada Kahina alza la vista y ve un futuro muy negro, los hombres del Faraón las rodea y la víbora aun sigue sacando su bífida lengua advirtiendo de un ataque próximo.
         -Levantad- dice un hombre alto y con una gran cicatriz en el torso, parecía el capitán del escuadrón que tenía  delante. Kahina hace intento de levantarse, pero la serpiente la bufa y vuelve a sacar la lengua. Está entre la espada y la pared, o mejor dicho contra todo un ejército y una víbora negra egipcia.
         -¡¡Levanta!!-Dice el hombre. Kahina se dispone a levantarse en el momento en el que la serpiente se abalanza contra su rostro con la mandíbula desencajada y los colmillos segregando veneno. Sin previo aviso la serpiente arde y cae a la hierba retorciéndose.
         Los hombres se asombran al ver esto, y a la vez se asustan.
         -Levanta, rápido, y como se te ocurra utilizar tus poderes de…
         -Eh, chicos, ¿Decíais algo sobre… poderes?-Los hombres giraron la cabeza, detrás de ellos se encontraba una mas o menso de la misma edad que Inaya, e igual de bella que Inaya, sus facciones asiáticas arabescas la concedían una belleza lujuriosa y amenazante.
         -Cogerme si podéis- La joven sin nombre se envolvió en llamas y desapareció dejando una columna de humo blanco que al rato desapareció.

4 comentarios:

  1. Quién es ella?


    Alguien más se unirá a la aventura de Inaya?

    Un besote ♥

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  2. que bella historia. siempre encantada de venir a leer la bella historia que nos regalas..

    como han estado .. espero que super bien...

    besitos dulces..

    ♥. •°•.•°

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  3. Vaya! Esa misteriosa joven despierta gran interés... :)
    Fantástico relato!

    Sonrisas de Caramelo :D
    D!SFRUTA!!

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