sábado, 6 de noviembre de 2010

Preludio.

Parte II
         Estaba anocheciendo, y frente a mi casa se alzaba un pequeño campamento militar, mi padre les convenció para que estuviera un día más junto a mi familia,  ellos accedieron, no sin amenazas e insultos.

Me encontraba sentada en la orilla del rio, observando aquel maravilloso paisaje, me preguntaba cómo era posible que en un solo día la vida cambie tanto, no puede ser bueno, aparatarte de tu familia, de tus sentimientos, de todo lo que conoces, no me merecía todo esto.
Mi madre se acerco hasta donde yo estaba,  me puso la mano encima del hombro y se sentó a mi lado, llevaba consigo un paquete envuelto el tela de Mesopotamia, por lo que debía ser muy antiguo, si de algo sabía yo era de historia, mi madre me contaba miles y miles de historias, cuando era pequeña, las dos nos tumbábamos en la hierba húmeda de la noche, y mientras observábamos las estrellas ella me contaba impensables e inimaginables historias sobre la historia, y la Magia.
Aquel paquete sin duda era de contenido místico. Mi madre me lo puso sobre el regazo.
-Ábrelo- la obedecí, la curiosidad me mataba, al desatar el cordel que mantenía todo el envoltorio cohesionado salió una gran nube polvo ¿desde cuándo no se abre este paquete?
Era un libro, de pequeño tamaño no llegaba a las 100 páginas, por lo que su grosor era reducido. En la portada del libro había unos jeroglíficos, que venían a significar -El libro de la Vela Negra-
Cuando lo fui a abrir, mi madre puso la mano encima del libro.
-Ábrelo cuando llegue el momento, en que estés en peligro.
-Pero… madre ¿Qué contenidos hay en el libro?
-No hace falta que lo sepas, solo que te salvaran la vida, por ello no lo abras en vano.
La noche se cernía sobre nuestras cabezas, miles de puntos brillantes titilaban en el vasto océano negro llamado cielo.
Me recosté sobre el regazo de mi madre, ella suavemente, como siempre hacia me tocó el pelo. Lentamente me sumí en mis pensamientos y me fui dejando envolver por una encantadora sensación de seguridad, que me llevó a un sueño profundo y placentero.
Al despertarme con los primeros rayos de luz, vi a mi padre discutiendo con los militares, ellos insistían en que me despertaran y me fuera de inmediato, pero mi padre, en un afán imposible de  retenerme en nuestra casa, segura de todo el mundo gritaba y gesticulaba para que esperasen hasta que  me despertara.
Mi padre entró seguido de cuatro militares, al verme acurrucada en la cama, llorando desconsoladamente, se le cayó el alma a los pies. Se acerco a mí, y comenzó a besarme la frente, me dijo que se acabaría rápido, que en palacio tendría una vida mejor, y que algún día seria la esposa del faraón, que aprovechara esta oportunidad para hacer grandes cambios.
Y con todas esas ideas en la cabeza, y con en el dulce recuerdo mi familia, cogí mis escasas pertenencias, y me subieron a un carruaje tirado por 5 caballos.
Evadiendo la imagen de mi familia con una gran nube de polvo y tierra.

2 comentarios:

  1. waooo que impresionante. me encanta la hisotoria . magia y suspenso , tristeza. me da nostalgia.


    un beso grandeeeeeee e inmenso..

    ♥. •°•.•°•. ♥. •°•.•°•.♥

    ResponderEliminar