jueves, 4 de noviembre de 2010

Preludio.

Parte  I                         


Mi familia y yo vivíamos en las montañas, lejos de Tebas, nadie pasaba por allí.  A los pies de esa montaña se hallaba un pueblo, nosotros íbamos hasta allí para comprar provisiones, aunque nunca nos faltaba la comida, puesto que mi padre era un gran cazador con el palo arrojadizo, enseño a mis dos hermanos en este arte, Hamza y Firas, el mayor y el menor respectivamente.
Todos en el pueblo decían que yo era la más hermosa de las mujeres entre todas las de Egipto, me llamaban Inaya de Loto. Todos los días me dirigía hacia el rio y me quedaba durante horas mirando mi reflejo en el agua, yo no veía mi hermosura.
Sí, era más hermosa que otras mujeres, a pesar de mi inmadurez, puesto que tenía 5 años. Por más que buscaba no encontraba mi belleza a pesar de que se fue haciendo más aparente aun, a los 9 años, mirándome en el rio, me di cuenta de que sí, era hermosa, no tenía ni una pizca de maldad, no estaba corrompida por los pecados, y mi corazón pesaría menos que la pluma que la verdad.
El nombre de Inaya  de Loto llego hasta los oídos del faraón, y como faraón, debía tener todo lo mejor en su poder.
Un día de primavera,  mientras yo estaba tumbada en medio del campo que  había detrás del rio, escuche el inconfundible sonido de los cascos de los caballos chocando contra la montaña, eran muchos, fui corriendo a mi casa.
Estaba emocionada, intrigada. Corrí a toda prisa por un camino secundario, aquel camino se alzaba por encima del que iban los caballos, ¡El sello Real!, me emocioné aun más si cabe y fui corriendo a toda velocidad  hacia mi casa.
Cuando llegué mi madre se encontraba en la cocina. Entre gritando.
-¡¡Padre, madre!! El faraón ha venido a visitarnos- Tome aliento, y mi madre se acerco y me golpeó la cara con la mano llena de sangre de los patos que estaba destripando, toda mi cara se quedo llena de la sangre reseca.
-No digas mentiras, vas a ofender a todos los dioses, niña estúpida- Mi padre apareció por la puerta trasera con mis dos hermanos.
-¡¡Pero es cierto!! … los he vistos- Otra bofetada me golpeo ensuciando nuevamente mi rostros, parecía una niña fea y sucia, otra cualquiera, la diferencia entre una bofetada y otra, fue la fuerza, la ultima había sido propinada por mi padre, lo cual hacia que hubiera sido mucho más fuerte. Las lágrimas afloraron en mis ojos, pero no llore, si algo era yo,  es orgullosa.
-¡¡Es cierto, venid!!- Toda mi familia me siguió, salimos de la casa, y esperamos a que aparecieran. Una nube de polvo y arena se alzaba por el camino principal. El ruido de los cascos de los caballos se hacía cada vez más  fuerte.
Miré hacia mi madre, se estaba atusando el pelo, mi padre se colocó bien los ropajes sucios y harapientos que llevaba, y mis dos hermanos… en fin, como siempre Hamza estaba molestando a Firas, mientras este estaba pensando en sus cosas, Firas era un pensador, siempre se enteraba de todo, era muy listo, sin embargo Hamza era todo lo contrario, solo sabía de pelear con los demás niños, el tenía muy claro lo que quería ser, Capitán General de La Guardia del Faraón.
Yo reí, y me puse detrás de mi padre. Los caballos pararon y los caballeros que iban en ellos se acercaron a nosotros.
-Buenos días- Era un anciano encorvado pero con cara de sabio, su capa de piel de guepardo denotaba su importancia en la corte, era el Sumo Sacerdote del Faraón- ¿Es aquí donde vive la tal Inaya de Loto?
-Sí, mi señor- Dijo mi padre bajando el rostro-¿Cual es la enorme honra que os trae hasta nuestra humilde casa?- Todos el séquito de el sumo sacerdote y él incluido se pusieron a reír.
-¿A eso le llamáis casa? Yo diría más bien cuadra, o cochiquera, ¿no creéis?
Silencio.
-El faraón quiere que su hijo despose a esa niña, enseñádmela.
-Pero mi señor el hijo de faraón tiene 22 años y mi hija tan solo tiene 9 años.
-¿Osas enfrentarte a las ordenes del faraón?- El sonido de las espadas al friccionar con sus vainas hizo de amenaza para que mi padre respondiera.
-No, nada más lejos de mi intención mi señor.
-Pues mostrádmela.
-Inaya- Mi madre me dio un pequeño empujón para que reaccionara. Me dirigí al frente, y me acurruque junto a mi padre, este me paso el brazo por encima, con afán protector.
El sumo sacerdote se bajó del caballo, y se adelanto, me cogió mi mano, y me adelanto aun más, estábamos los dos solos en el medio. Me cogió la barbilla, y me alzó la cara. Baje la mirada.
-Tiene la cara sucia, ¡mujer trae un poco de agua para que se lavé la niña!-Mi madre entro en la casa y salió con un barreño lleno de agua, lo puso a mi lado, y se marcho con mi familia, todos estaban mirándome esperando ver la belleza legendaria de Inaya de loto, historias de mi belleza habían recorrido todo Egipto.
         -Lávate.
Me lavé la cara, y el hombre me volvió a coger por la barbilla.
Esta vez se quedo mirándome fijamente.
         -Alza el rostro y mírame.
Hice caso, el  hombre me retiro el pelo del rostro y se quedo fascinado con mis ojos azules como el oro azul egipcio.
         -Fascinante. Nos la llevamos de inmediato esta misma noche, Princesa Inaya recoge  tus enseres, nos vamos.

5 comentarios:

  1. me ha fascinado y me quedo con el sabor de leer mas. me voy intrigada me gusta mucho, volvere por mas.

    un besito linda.

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  2. Me encanta :)
    Egipto... que lugar tan maravilloso^^

    D!SFRUTA!!

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  3. Hola Inaya (:

    Ya te sigo

    gracias por pasar a mi blog
    un besotoooote
    :D
    saludos


    te sigo leyendo (:

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  4. gracias por dejarme leer esta historia , espero leer mas, me gusta mucho. es armonioso y bello a la vez. me encantan las velas de tu background

    me llevo impregnada esta historia..

    un abrazo nino lindo. gracias por compartir tus suenos e ilusiones...

    ahora ya se quien eres eres nino perdon .

    un besote

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  5. No manches woow enserio me gusto un buen, ya me imagine a Inaya y para el que faraon la quiera para desposarse con su hijo a de ser muy hermosa como la describes, muero por leer el 2 cap Bye!

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